*El paso de Jorge Portilla por secretarías y direcciones municipales de Tulum ha sido tan memorable como un día sin sol en el Caribe, totalmente desapercibido
*La llegada del gas natural a los municipios de Solidaridad y Benito Juárez en Quintana Roo representa un cambio de juego significativo para el empresariado local
Por Joaquín Quiroz
En el tumultuoso panorama político mexicano, donde las lealtades son tan efímeras como las promesas electorales, emerge un personaje cuya trayectoria está marcada por el oportunismo desenfrenado: Angy Estefanía Mercado Ascencio, ahora afiliada a Morena.
En un país donde el “chapulineo” político es moneda corriente, Angy Estefanía personifica esta práctica, saltando de un partido a otro con la misma facilidad que cambia de camisa. Su trayectoria está plagada de giros abruptos y alianzas volátiles, todo en aras de satisfacer su ambición personal por el poder.
Originariamente vinculada al PAN, PRI y PRD, Mercado Ascencio fue presentada como candidata a diputada federal por el distrito 01 en 2021; respaldada por el empresario regiomontano Gustavo De Hoyos Walter, e impulsada y adoptada por su creador político Carlos Joaquín González, quien ahora quiere hacerla presidenta municipal de Solidaridad.
Sin embargo, su candidatura fue recibida con rechazo por parte del electorado, que no pasó por alto su falta de arraigo en la comunidad y su discurso anti gobierno.
Después de este revés, Mercado Ascencio encontró refugio en el Partido Verde Ecologista, donde su discurso político sufrió una metamorfosis notable. De crítica feroz a López Obrador, pasó a abrazar la narrativa de la 4T, convirtiéndose en una ferviente defensora de la agenda del partido del tucán.
Su metamorfosis política no pasó desapercibida, generando tensiones dentro de su nuevo partido y enfrentamientos con sus colegas. Sin embargo, Mercado Ascencio persistió en su nueva identidad política, incluso llegando a transformar su casa de gestión en un símbolo del partido del tucán, y la bautizó como “La Casita Verde”.
Ahora, en su última pirueta política, Mercado Ascencio busca afiliarse a Morena en un intento desesperado por asegurar una regiduría en Solidaridad.
Sin embargo, su oportunismo ha generado desconfianza tanto entre los verdaderos militantes de Morena como entre los seguidores (hoy Morenos) del ex gobernador Carlos Joaquín González, quien cabe hacer mención es el principal impulsor y padrino político en el estado de Angy Estefanía.
En este juego de traiciones y conveniencias, Angy Estefanía Mercado Ascencio es el epítome del político sin principios, cuya única lealtad es consigo misma. Su búsqueda desesperada por el poder la ha convertido en una figura polarizadora, rechazada tanto por la militancia como por la ciudadanía que observa con escepticismo su constante cambio de bandera política.
En un país donde la coherencia y la integridad son cualidades escasas en la clase política, Mercado Ascencio destaca como un ejemplo extremo de la falta de principios y la búsqueda desenfrenada del poder a cualquier costo. Su historia sirve como recordatorio de los peligros del oportunismo político y la falta de compromiso con una visión coherente para el bienestar común.
La involuntaria comedia política de Jorge Portilla
En un giro tragicómico del destino, pareciera que Jorge Portilla Mánica fue víctima de una broma de mal gusto o de un ilusionista político que hace ya más de 10 años le vendió la fantasía de ser líder. ¡Qué ilusión más grande! Porque, vamos, el liderazgo no se improvisa; o se tiene el sello desde la cuna o se queda uno en el intento de ser una mera sombra de los verdaderos estandartes, como el inolvidable Marciano Dzul Caamal de Tulum, que sí sabía lo que era arraigo y compromiso.
Y ahí tenemos a Portilla, el tabasqueño de repente se cree más tulumnense que las propias ruinas de Cobá, intentando venderse como la gran novedad política, cuando en realidad no es más que una repetición de los mismos errores. Resulta cómico verlo intentar desacreditar a los forasteros cuando él mismo ha sido la personificación de ese término.
Habitar durante años en Cancún y hacer escapadas a Tulum no te hacen hijo predilecto del municipio, Jorge.
¿Quién le habrá hecho creer a Portilla que tenía madera de político? ¿Y quién le habrá dicho que era bueno en ello? Quizá se lo creyó porque heredó tierras en Tulum, pero claro, tener un pedazo de tierra no te da carisma ni te convierte en oráculo de la política. Mismo tema que tiene Roberto Palazuelos, pero esa es otra historia.
El paso de Jorge Portilla por secretarías y direcciones municipales de Tulum ha sido tan memorable como un día sin sol en el Caribe, totalmente desapercibido.
Su aventura política tuvo más tropiezos que una novela cómica sin el humor, claro está. Apoyado por su amigo Carlos Joaquín, Jorge Portilla se lanzó en 2016 en pos de la alcaldía de Tulum, pero, ¡oh sorpresa! la realidad se impuso y perdió ante una novata, hermana de un verdadero líder. Parece que ni con la ola ganadora de su padrino político pudo hacer pie en la arena política.
Y no hablemos de su paso por SINTRA, donde dejó tan poco legado que mejor se borró el nombre de la institución para ponerle algo más acorde con su gestión: Obras Públicas. Y es que, si bien en el terreno de las concesiones de transporte público mostró habilidad, en lo que respecta a la función pública, su desempeño fue menos efectivo que los acuerdos políticos en año electoral.
Ahora, con su repentino “amor por Tulum” y su cambio de look con tenis fosforescentes, parece creer que la honestidad y la inteligencia se adquieren por osmosis. El autoengaño ha alcanzado niveles que serían hilarantes si no fueran tan patéticos.
El próximo regidor de Movimiento Ciudadano por el noveno municipio, Jorge Portilla Mánica, ya dejó una vez su cargo, como si fuera una cita médica que prefería evitar; ojalá que en esta ocasión se aferre a su silla de regidor con la misma fuerza con la que se aferra a sus ilusiones.
¿Le dará la espalda de nuevo a su responsabilidad? El tiempo y los electores tendrán la última palabra; mientras tanto, disfrutemos del espectáculo de ver a un político tratando de encajar donde claramente no pertenece. Es una historia digna de la mejor ironía, si no fuera porque, desafortunadamente, es la política real.
Curva peligrosa…
La llegada del gas natural a los municipios de Solidaridad y Benito Juárez en Quintana Roo representa un cambio de juego significativo para el empresariado local, una auténtica bocanada de aire fresco –o más bien, de energía– para la dinámica económica de la región.
Esta nueva oferta energética no sólo promete una reducción en los costos de operación para las empresas debido a su eficiencia y precio competitivo en comparación con otros hidrocarburos, sino que también se alinea con las crecientes demandas de sostenibilidad ambiental.
Los empresarios ahora tienen la oportunidad de reconfigurar sus estrategias, adoptando un recurso más limpio y eficiente que puede resultar en operaciones más sostenibles y, potencialmente, en una ventaja competitiva en el mercado.
Por otro lado, la infraestructura necesaria para el suministro de gas natural tiene el potencial de estimular el desarrollo económico local a través de la creación de empleos y la atracción de nuevas inversiones.
El gas natural no es sólo energía para maquinaria y procesos industriales, también es un catalizador de crecimiento y modernización que puede llevar a una diversificación económica.
Para el sector turístico, que es el corazón de Quintana Roo, esto significa la posibilidad de expandir y mejorar sus servicios, incrementando la eficiencia energética y reduciendo su huella de carbono.
Así, el empresariado de Solidaridad y Benito Juárez no sólo se prepara para una era de mayor conciencia ambiental, sino que también se posiciona en la vanguardia de la innovación y el desarrollo sostenible.
Y recuerden… esto es sólo para informad@s, si ustedes no estuvieran ahí leyendo yo no estaría aquí escribiendo, y si ser Malix el Huso Horario, el Whatsapp, el Facebook, Twitter, la CFE, López, el Covid19, los troles y envidiosos nos lo permiten nos leemos pronto Dios mediante pero que sea Xlalibre.
