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Aspirantes a diputados federales de la 4T, naufragio político en el mar de la mediocridad y el oportunismo

* Los representantes de Quintana Roo en la legislatura federal han sido, con la honrosa excepción de Anahí González, meros adornos parlamentarios

* Mientras la ITB Berlín abre sus puertas, todos los ojos estarán puestos en los esfuerzos de la delegación quintanarroense por dejar huella en el escenario global

Por Joaquín Quiroz

Nos sumergimos en el desolador panorama político de Quintana Roo, donde la excesiva confianza depositada en la marca Morena promete entregarnos otra legislatura federal teñida de mediocridad y desdén por el auténtico servicio público.

La XVII Legislatura local, con figuras como Humberto Aldana, Mildred Ávila y Elda Xix a la cabeza, se ha distinguido por su absoluta falta de brillo, en una actuación tan gris que haría parecer vibrante a un día nublado. Han convertido el ejercicio legislativo en un lamentable espectáculo de ineficacia, donde la mayoría absoluta se ha utilizado más para estancar que para avanzar.

El escenario federal no es más alentador. Los representantes de Quintana Roo en la legislatura federal han sido, con la honrosa excepción de Anahí González, meros adornos parlamentarios. Figuras como Alberto Batún, Laura Fernández y Santi Montemayor han cumplido con una labor tan insustancial que su paso por San Lázaro ha sido tan impactante como el de un fantasma, dejando atrás sólo el eco de su inacción.

La reelección de Juan Carrillo, bendecida por el Partido Verde, se perfila como un acto de fe ciega en la marca Morena, algunos veían a Juan Carillo más allá, y se pensaba tenía la capacidad de luchar por la Senaduría, de trascender y ser un activo político incluso con miras al 2027; sin embargo, quedó en una zona de confort y va de nuevo de campaña, que sin problema alguno ganará.

A excepción de Anahí rumbo al Senado, y Juan Carrillo reelecto, el resto de los futuros exdiputados parecen destinados al olvido o, en casos menos afortunados, a enfrentar las consecuencias de sus actos lejos del amparo del fuero.

La inclusión de Aldana, Ávila y Xix al carro electoral de Morena, impulsados por la combinación de dicha marca partidaria, y el capital económico el día de la elección del Partido Verde, es una apuesta por la continuidad de la mediocridad en San Lázaro. 

Estos candidatos, cuya trayectoria oscila entre lo trivial y lo directamente perjudicial, prometen más de lo mismo: una legislatura de aplausos vacíos a la cuarta transformación, sin aportes dignos de mención.

La narrativa de Morena, de renovación y cambio, choca frontalmente con la realidad de sus elecciones, prefiriendo la lealtad partidista sobre la competencia y la capacidad.

Esto nos deja con un cuarteto de futuros legisladores destinados a ser meras comparsas en el teatro político, más interesados en coleccionar selfis y disfrutar de las prebendas del cargo que en legislar con conocimiento y pasión.

La oposición, por su parte, parece haber abdicado completamente de su rol. El PRI, PAN y PRD, reducidos a meras sombras de lo que alguna vez representaron, se limitan a lamentaciones estériles, incapaces de capitalizar el descontento ciudadano o de presentar una alternativa creíble a la hegemonía de Morena. Esta inacción no hace sino allanar el camino para otra victoria de la mezquindad.

En contraste, la gobernadora Mara Lezama emerge como un oasis de diligencia y compromiso, una anomalía en el desierto político de Quintana Roo. Mientras ella trabaja incansablemente por el bienestar del estado, los legisladores, tanto actuales como futuros, parecen contentos con cumplir el mínimo indispensable, asegurando su lugar en el banquete del poder sin contribuir sustancialmente al menú.

Movimiento Ciudadano, que podría haber ofrecido una alternativa, ve evaporarse su potencial con la retirada de David Ortiz Mena, dejando el campo libre para que la medianía continúe su marcha incontenida. Lo que nos espera es una campaña deslucida y una legislatura caracterizada por la inercia, el desinterés y la ausencia de logros, un reflejo de la falta de talento y la desafortunada resignación a la mediocridad que parece ser el único legado seguro de esta trágica comedia política.

Quintana Roo enfrenta la perspectiva de otra legislatura perdida en la neblina de la mediocridad política. Una vez más, la falta de visión, pasión y competencia promete dejar al estado anclado en el mismo lugar, víctima de aquellos que ven el servicio público no como un llamado a mejorar la vida de sus ciudadanos, sino como una oportunidad para engrosar sus cuentas y coleccionar títulos sin honor. La insignificancia, parece, es la única candidata con garantía de victoria en este deprimente espectáculo electoral.

La ITB de Berlín y el esfuerzo de Quintana Roo por brillar en el escaparate mundial

En el vasto y competitivo escenario del turismo global, pocas ferias alcanzan la magnitud y el prestigio de la ITB de Berlín. Este año, del 5 al 7 de marzo, la capital alemana se viste de gala para recibir a lo más selecto de la industria turística mundial, en una edición que promete superar las expectativas, continuando con su legado iniciado en 1966. 

La ITB Berlín no solo es una feria, es el congreso de turismo más grande del mundo y, en esta ocasión, el país invitado es Omán, un detalle que subraya la diversidad y la riqueza cultural que este evento promete ofrecer.

La delegación quintanarroense que acude, si bien podría considerarse modesta frente a la escala global del evento, lleva consigo la promesa y el calor del Caribe mexicano: Quintana Roo. La participación de este estado en la ITB no es un hecho menor, es una declaración de intenciones y un reflejo de la importancia que tiene el turismo para la región y, por extensión, para México.

Quintana Roo, hogar de destinos turísticos de renombre mundial como Cancún, Playa del Carmen, y Tulum, entre otros, entiende la relevancia de estar presente en este tipo de escaparates internacionales. La ITB Berlín ofrece una plataforma única para promocionar sus atractivos, establecer conexiones comerciales importantes y, sobre todo, posicionarse en el mapa ante los ojos de los principales actores de la industria turística global.

Lo notable de la participación de Quintana Roo en la ITB Berlín 2024 es el enfoque estratégico que parece subyacer detrás de su presencia. En un mundo donde el turismo se reinventa constantemente, marcado por tendencias hacia el turismo responsable, la sostenibilidad, el turismo médico, y la inclusión de la diversidad cultural y sexual, Quintana Roo tiene mucho que ofrecer. 

Desde las experiencias de aventura en la Riviera Maya hasta el lujo discreto de sus resorts, pasando por propuestas de turismo cultural y natural, el estado tiene la capacidad de destacar en varios de los segmentos que la ITB pone en relieve.

Además, la cobertura que promete XLaLibre desde Berlín es una ventana para que aquellos que no puedan asistir, sigan de cerca los desarrollos y anuncios importantes que surjan de la feria. Este tipo de iniciativas mediáticas son fundamentales para amplificar el alcance de la participación de Quintana Roo, permitiendo que sus propuestas y proyectos turísticos trasciendan las fronteras y lleguen a un público global.

La ITB Berlín 2024 no solo es un evento más en el calendario turístico internacional, es un punto de encuentro crucial para que destinos como Quintana Roo se reafirmen, se redescubran y, sobre todo, se proyecten hacia el futuro. La tarea no es sencilla, dada la competencia y la complejidad del sector, pero la oportunidad es inmejorable. Al final del día, lo que está en juego es la posibilidad de mostrar al mundo que Quintana Roo, y por extensión México, sigue siendo un destino vibrante, diverso y acogedor, capaz de adaptarse a las tendencias globales sin perder su esencia.

Así, mientras la ITB Berlín abre sus puertas, todos los ojos estarán puestos en los esfuerzos de esta delegación quintanarroense por dejar huella en el escenario global. Será interesante ver cómo se desenvuelven y, más aún, cómo sus acciones de hoy pueden marcar la pauta para el turismo del mañana.

Curva peligrosa…

Y ante el inminente peligro de desaparecer en Quintana Roo el PRD, con registro y todo, al estilo de los barcos, los primeros en saltar son las ratas y, bueno hablando de, en días pasados Eduardo Lorenzo Martínez Arcila ya se veía como candidato del sol azteca para ir por una regiduría en Benito Juárez, ahora que el PRD y su enterrador Leobardo Rojas están en la tumba política, se acordó Lorenzo que siempre sí es panista y ahora con el color azul nuevamente buscará ser regidor por Cancún.

Sin embargo, ahí lleva mano Jorge Rodríguez del PRI, quien será el que ostente la candidatura, y de pena ajena, para no variar, el hijo pródigo de Chespirito, Lorenzo Martínez, quien no busca cómo volverse a colar, no es lo mismo ir número uno plurinominal en una lista que te pone tu padrino Carlos Joaquín, que buscar una posición por ti mismo.

Y recuerden… esto es sólo para informad@s, si ustedes no estuvieran ahí leyendo yo no estaría aquí escribiendo, y si ser Malix el Huso Horario, el Whatsapp, el Facebook, Twitter, la CFE, López, el Covid19, los troles y envidiosos nos lo permiten nos leemos pronto Dios mediante, pero que sea XLaLibre. 

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