Por Joaquín Quiroz
Era el 25 de septiembre de 2022, cuando la historia de Quintana Roo dio un giro que se antojaba irreversible.
Ese día, en medio de un ambiente cargado de esperanza y expectativa, Mara Lezama asumía la gubernatura de la entidad más joven de México, con un hecho sin precedentes: por primera vez una mujer ocupaba la máxima magistratura política del estado.
Tres años después, el balance no solo es alentador, sino que confirma que la transformación, cuando se hace con convicción y principios, no es un discurso, sino una realidad palpable.
El legado heredado era un terreno árido: finanzas colapsadas, rezago social, desconfianza y apatía ciudadana. Una administración anterior que, en su ineptitud, hizo del dispendio y la corrupción su carta de presentación.
Pero Mara Lezama no se detuvo en los pretextos ni en el lamento, eligió el cómo sí, trazando una ruta que hoy muestra resultados. Se acabaron los privilegios de unos cuantos, se devolvió al pueblo lo que era suyo, y el dinero comenzó a llegar a donde debía: a las familias quintanarroenses.
Gobernar nunca ha sido fácil, menos cuando se toca a intereses enquistados durante décadas. Sin embargo, Mara ha demostrado carácter y valentía, enfrentando riesgos, tomando decisiones de fondo y avanzando sin titubeos.
La visión ha sido clara: un gobierno humanista, cercano y con el pueblo en el centro. Esa ha sido la brújula que, a mitad del camino, permite afirmar que lo mejor está por venir.
La transformación no se mide solo en obras, sino en realidades: programas sociales que llegan a quienes más lo necesitan, infraestructura planeada con visión de futuro, crecimiento económico acompañado de desarrollo sustentable, y, sobre todo, una administración que gobierna con el corazón.
Mara Lezama ha hecho que Quintana Roo sea ejemplo de cómo se construye bienestar, hombro a hombro con el Gobierno Federal y con la gente.
No es casualidad que el informe de este año se haya realizado en Calderitas, Othón P. Blanco, una comunidad que jamás había sido sede de un mensaje de gobierno.
Ese gesto fue símbolo de lo que ha sido este sexenio: dar voz y presencia a los olvidados, reconocer a cada rincón del estado y demostrar que no hay ciudadanos de primera y segunda clase.
Fue un informe de realidades, de resultados palpables, de un estilo de gobernar que habla de sensibilidad y compromiso.
Hoy, a tres años de distancia, se puede afirmar que Quintana Roo dejó atrás el abandono y la rapiña.
El estado tiene rumbo, liderazgo y destino, con una gobernadora que gobierna con pasión, ética y entrega. Mara Lezama no solo rompió techos de cristal al ser la primera mujer en este cargo, sino que está escribiendo páginas trascendentes de la historia quintanarroense.
El futuro no es incierto, es promisorio. Porque cuando se gobierna con honestidad, sensatez y visión humanista, las cosas cambian para bien. Y eso es lo que hoy vive Quintana Roo: una transformación con rostro de mujer, con el corazón por delante y con la certeza de que lo mejor aún está por venir.
Curva peligrosa..
Un acto de primer nivel en el que se vio reflejado no solo el compromiso de la mandataria, sino también el engranaje perfecto de un equipo que entiende que gobernar no es improvisar, sino planear, coordinar y ejecutar con excelencia.
La atención a los medios de comunicación, pieza clave para llevar el mensaje a la sociedad, fue conducida con maestría por la vocera gubernamental Laura Aguilar Loredo, quien una vez más demostró que la experiencia, el profesionalismo y, sobre todo, el don de gente marcan la diferencia. En su labor se reflejó el trato cálido y eficiente que distingue a una vocera que sabe que comunicar es también gobernar.
Por otra parte, la coordinación logística se hizo sentir con la mano firme y organizada del Oficial Mayor Adrián Díaz Villanueva, sumada a la eficacia del secretario particular Ángel Rivero Palomo y la secretaria privada María Elena Ceballos, quienes con discreción y eficiencia garantizaron el éxito del protocolo. No menos importante fue el impecable desempeño de Érika Camacho Escalante, directora de Relaciones Públicas, siempre con esa actitud de servicio que imprime cercanía y atención al detalle.
Asimismo, el respaldo estratégico del Sistema Quintanarroense de Comunicación Social, bajo la dirección de Alma García, aportó estructura y presencia para difundir con fuerza y claridad los logros de este tercer año de gobierno.
Cada área, desde lo visible hasta lo que ocurre tras bambalinas, contribuyó a que este informe se convirtiera en un acto redondo, donde quedó claro que la transformación de Quintana Roo no es solo discurso, sino hechos que se acompañan de organización, orden y visión.