Por Joaquín Quiroz
Nuevamente Mara Lezama vuelve a colocar a Quintana Roo en la conversación nacional. Y no porque lo diga la narrativa oficial, sino porque lo confirma uno de los termómetros más citados en la arena política: la encuesta Mitofsky.
En su edición de septiembre, el estudio ubica a la gobernadora quintanarroense como la mandataria mejor evaluada de todo México, con una aprobación del 57.7%, 2.3 puntos más que en agosto. Este ascenso, que la coloca en la primera plana de El Economista, no es obra de la casualidad: es el reflejo de un estilo de gobierno basado en cercanía, humanismo y resultados palpables.
Desde su llegada al poder, Mara Lezama entendió que gobernar no era administrar inercias ni sentarse en el escritorio, sino salir a la calle, escuchar y estar al lado de la gente. Ese sello personal —el de la gobernadora que camina, abraza y se involucra— ha permeado en la percepción ciudadana y se traduce en confianza.
El repunte de su aprobación es una señal clara de que la narrativa del “Nuevo Acuerdo por el Bienestar y Desarrollo” sigue teniendo eco en las comunidades. Quintana Roo no se percibe solo como un destino turístico de talla mundial, sino como un espacio donde la política busca equilibrar desarrollo económico con justicia social.
Mientras en otros estados la desaprobación y el desgaste pesan sobre sus gobernadores, Quintana Roo presume un liderazgo que trasciende fronteras locales. La cifra de 57.7% no solo es estadística: es símbolo de una mandataria que supo capitalizar el respaldo ciudadano en medio de coyunturas complejas —desde la llegada del gas natural hasta la transformación del transporte público y la seguridad—, temas que en otros territorios representan dolores de cabeza.
Que Mara Lezama se mantenga en el primer lugar nacional no es solo un logro de gestión, sino una carta política de gran valor en el tablero nacional. La gobernadora consolida su imagen como figura clave en el círculo cercano de la presidenta Claudia Sheinbaum, y refrenda que Quintana Roo no es un estado de segunda línea, sino un actor de peso en la transformación del país.
El dato duro de Mitofsky manda un mensaje inequívoco: el liderazgo femenino en la política mexicana no solo llegó para quedarse, sino que está marcando pautas de evaluación y resultados.
En tiempos en los que la ciudadanía mide con lupa a sus gobernantes, Mara Lezama aparece en la portada de un diario económico de alcance nacional como la mejor evaluada de México. No es poca cosa. Es la constatación de que el proyecto político-social que encabeza tiene sustancia, que su estilo humanista conecta y que, al menos hoy, la mandataria quintanarroense juega en la liga mayor de la política nacional.
Ignorancia total ….la de quienes aún dudan del peso que ha ganado Quintana Roo en la conversación pública gracias al liderazgo de su gobernadora.