Por Joaquín Quiroz Cervantes
Transcurre la política quintanarroense y, cuando muchos apenas están calentando motores, ya hay una fotografía que incomoda a los improvisados y ordena a los serios. La encuesta de Buendía & Márquez publicada por El Universal hoy 22 de diciembre de 2025 no es una ocurrencia de café: es la misma casa que suele marcar tendencia cuando mide a los actores con posibilidades reales. Y hoy su termómetro coloca a Eugenio “Gino” Segura al frente de la conversación.
En política, como en el periodismo serio, hay una regla que no falla: los números ordenan lo que el ruido intenta confundir. Y hoy los números —no los deseos, no las apuestas de café,— colocan a Eugenio “Gino” Segura en la posición real de triunfo rumbo a la gubernatura de Quintana Roo.
No es una encuesta cualquiera ni una casa improvisada. Es la misma encuestadora que midió y anticipó con precisión el arrastre absoluto de Mara Lezama, cuando muchos todavía dudaban y otros fingían no ver. Hoy, ese mismo instrumento vuelve a marcar tendencia y vuelve a hacerlo con claridad: Gino encabeza la interna de Morena y es el perfil con mayor viabilidad electoral.
El dato es contundente: Morena arranca con 39% de intención de voto, una ventaja estructural que no admite debate. Pero lo verdaderamente relevante no es el partido, sino quién puede convertir ese capital político en victoria, y ahí el escenario se reduce —para incomodidad de muchos— a dos nombres. Gino Segura con 22%, y si el género fuera determinante, Ana Paty Peralta con 20%. Punto. Todo lo demás es ornamento.
Porque seamos serios: 7% no es competitividad, es presencia testimonial. 3% no es proyecto, es nostalgia o terquedad. Pretender que con esos números alguien “pinta” es faltar a la inteligencia del lector y a la lógica electoral. Marybel, Estefanía, Castañón, Marín: hoy no están en la conversación real. Insistir en lo contrario es vender humo o vivir en una burbuja.
Gino, en cambio, sí conecta con el electorado, sí aparece como opción clara, sí tiene reconocimiento y piso político. Su 31% de “podría votar” no es menor: es el margen que define elecciones cuando se sabe operar, sumar y disciplinar estructuras. Y ese es justamente el punto que muchos omiten: Gino no sólo lidera las mediciones, lidera el escenario.
En la política de verdad no gana el que grita más ni el que se placea con selfies; o al que le hacen fiestas, sin que esté presente, gana el que aparece primero cuando se pregunta quién puede gobernar. Hoy ese nombre es Gino Segura.
Lo demás —las quimeras, los sueños guajiros, las candidaturas infladas en redes— no resiste el contraste con la realidad. Y la realidad, una vez más, ya habló.
El dato duro abre con dos llaves: Morena arranca con 39% de intención de voto por partido para la gubernatura, muy por encima de sus competidores inmediatos (MC 8%, PAN 7%, PRI 5%, PVEM 4%, PT 2%).
Ahora, en la interna que hoy importa —Morena-PT-PVEM— el tablero es claro: Gino 22% y, pegada, Ana Paty Peralta 20%. Luego, ya lejos, aparecen Estefanía Mercado 7%, Marybel Villegas 7%, Diego Castañón 3% y Rafael Marín Mollinedo 3%. En cristiano: la contienda se entiende en dos renglones; lo demás, con esos números, es más relato que realidad.
Gino es hoy el gallo con mayor viabilidad, y si la candidatura fuera para una mujer, Ana Paty es la que está en la línea competitiva.
Lo demás —las “quimeras” y “sueños guajiros”— no lo digo por desdén: lo dicen los propios porcentajes. Con 7% o 3% en la fotografía, el reto no es “levantar la mano”; es construir una ola que hoy no existe.
Conclusión operativa: Morena tiene la ventaja estructural, y Gino lidera la carrera, pero el partido no puede confiarse por el tamaño del “no respuesta” y los negativos. Si alguien quiere ganar de verdad, tendrá que hacer lo básico que casi nadie hace: sumar, corregir percepciones y salir a convertir intención en voto. Porque encuestas ganan conversación; la elección la gana el que administra la realidad.
