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“Mara Lezama, baluarte nacional de la transformación”

Por Joaquín Quiroz Cervantes

Siete años después del banderazo inicial de la Cuarta Transformación, quedó claro que este movimiento no solo sigue vivo: late con más fuerza que nunca. La capital del país fue testigo de ello; miles de gargantas, miles de pasos, miles de historias personales se encontraron en un mismo punto para decirle al país, y a quien lo quiera escuchar, que la 4T no es moda, es convicción; no es consigna, es revolución de conciencias.

Y ahí, en medio de esa marea vino guinda que inundó la Ciudad de México, Quintana Roo no pasó desapercibido. Llegó con liderazgo, con estructura, con rumbo.

Llegó con una jefa política clara, firme y querida: Mara Lezama Espinosa. Porque hay que decirlo como es: si hoy se quiere entender lo que significa la transformación en el sur-sureste, hay que mirar a Mara. No se puede hablar de la nueva forma de hacer política sin voltear a ver su historia, sus batallas, su congruencia.

En el templete, al lado de la jefa política nacional Claudia Sheinbaum Pardo, en primerísimo plano, estaba ella: Mara, la morenista de cepa, la transformadora que rompió techos de cristal y abrió puertas donde antes solo había muros.

Tres campañas, tres veces arropada por MORENA, tres victorias que cambiaron el mapa político de Quintana Roo. Primera mujer reelecta en Benito Juárez, primera gobernadora del estado, y la primera en gobernar con todo el respaldo y el poder de la 4T, con un triunfo arrollador que aún resuena en las urnas y en las colonias.

Pero Mara no llegó sola ni llega nunca sola: llega con pueblo. Y además, con algo que pocos pueden presumir: ha construido una corriente política viva, orgánica, territorial, que hoy tiene nombre propio: el marismo.

Ese binomio que incomoda a más de uno —morenismo + marismo— se traduce en la fórmula más exitosa de Quintana Roo: trabajo + resultados = triunfos. No son selfies, no son discursos huecos, son calles pavimentadas, apoyos sociales, domos, bienestar y cercanía real con la gente.

Mientras veíamos a una Mara Lezama hombro a hombro con Claudia Sheinbaum, encabezando a la delegación quintanarroense, también aparecía otra figura que cada vez pesa más en el tablero político: el senador Eugenio “Gino” Segura. Ahí, entre los cuadros jóvenes del morenismo, caminando al lado de referentes nacionales como la vocera del CEN, Camila Martínez, Gino mostraba que no es casualidad su crecimiento, sino consecuencia de trabajo, lealtad y alineación con el proyecto de la Cuarta Transformación y con el liderazgo de Mara.

La fotografía política del mitin tiene varios rostros y todos cuentan: la gobernadora Mara Lezama como la gran líder, la primera morenista de Quintana Roo; Gino Segura como uno de los cuadros más sólidos y con mayor proyección, refrendando que  Quintana Roo está alineado con el proyecto nacional.

Porque mientras unos están en territorio, caminando, sudando la camiseta y respirando el pulso real de la gente, otros siguen en modo oficina, pensando que por ósmosis, por historia pasada o por simple apellido, “les toca” una posición.

Grandes ausentes que prefieren la comodidad del escritorio, el aire acondicionado y las intrigas de pasillo, antes que la plaza pública, el sol a plomo y la marea humana que hoy define quién sí y quién no entiende la 4T.

La diferencia es clara: mientras Mara y los suyos construyen, suman y caminan; otros sueñan con trascender desde sus mullidos sillones. Pero la política real no sucede en el Excel ni en el café de oficina: sucede en la calle, en el mitin, en el abrazo sincero, en la marcha donde miles gritan al unísono que este movimiento sigue, y seguirá, porque les cambió la vida.

Siete años después, la Cuarta Transformación demostró estar más sólida que nunca. Y en ese tablero nacional, Quintana Roo levanta la mano con fuerza, con liderazgo y con nombre propio: Mara Lezama al frente, arropando al movimiento, respaldando y proyectando a cuadros como Gino Segura, y consolidando ese marismo que hoy,es la única corriente política en el estado que crece, gana y gobierna.

Los demás, si quieren entender por qué, tendrán que apagar el clima, salir a la calle y, de una vez por todas, aprender lo básico: la 4T se honra en territorio, no en escritorio.

Curva Peligrosa.

La próxima llegada del gas natural a Quintana Roo no es solo una obra de infraestructura, es un precedente para el desarrollo económico y la calidad de vida de miles de familias.

Este combustible más limpio y eficiente permitirá a hogares, comercios e industrias de Cancún, Playa del Carmen y Puerto Morelos acceder a energía más económica y estable, impulsando la competitividad, atrayendo inversión y reduciendo el uso de combustibles más caros y contaminantes.

Detrás de este logro hay una labor titánica de gestión, planeación y coordinación entre autoridades y sector privado, venciendo trámites, resistencias e inercias para que el gas natural deje de ser una promesa y se convierta en una realidad tangible en el Caribe mexicano.

Muy pronto, la gente verá reflejado en su bolsillo y en su entorno el resultado de años de trabajo silencioso: ciudades más modernas, empresas más fuertes y un futuro energético más sostenible para la región.

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